sábado, 16 de febrero de 2019

De la libertad y otras palabras



Dónde está la libertad. En nuestra cabeza. En nuestra tristeza. En nuestra alegría. En nosotros.

Dónde está la felicidad. En la plenitud, en el sosiego, en lo que nos gusta de lo que somos.




Ojalá la discrepancia no fuera un reino. Pero escribir siempre ha sido mi reino. Imponerse, un defecto.


martes, 22 de enero de 2019

Terrible




La soledad es una cosa terrible

La falta de libertad es una cosa terrible

La tristeza es una cosa terrible

El desasosiego es una cosa terrible

Los desacuerdos son una cosa terrible

No comer buenos tamales es una cosa terrible

Que se te vaya el tren es una cosa muy terrible

No tener pan es una cosa terrible

Mi silencio a veces es una cosa terrible




Lien C. Lau, Madrid, 1 de diciembre de 2018


lunes, 1 de octubre de 2018

Lo que no se puede vivir

foto: Lien C. Lau

Llegó el invierno a Madrid, de golpe, en pleno verano. Pero yo me guardo siempre el verano dentro, por si hace falta sacarlo y calentar con él la estancia.
Lo que no se puede vivir es una piedra en un zapato imaginario.

Llegó la tormenta, susurrando que el verano no es eterno. Llegó la pena vestida de blanco, inmaculada, intocable, con el pelo lavado y peinada de modo impecable. Una pena intacta, lista para ser mancillada. Lista para ser llorada. Llegó el ruido, a nuestras cabezas, a nuestras almas. Llegó la podredumbre, el miedo, los malos pensamientos, la distancia. Llegó la miseria humana, la indolencia, el dolor, la ira; la soledad estiró su mano tratando de tocarnos. Pero cerramos bien fuerte la puerta, con mil cerrojos y candados. Afuera patean los ángeles, aúllan los lobos y cantan las ranas. Afuera el mundo se viste de lluvia y resucita sus paraguas. Afuera está la multitud amontonada en los bares y las plazas, viendo correr el mundo, de pupila en pupila, de lágrima en lágrima.

Lo que no se puede vivir es un cuchillo que no corta.



_______________________________
Madrid, algún día de algún año pasado.

miércoles, 18 de enero de 2017

Vacío bajo cero



No hay lugar para esconderse del vacío. 
No sé dónde durmió el vagabundo esta madrugada, no estaba en la mañana en los portales de siempre, pero ahí está de nuevo, tomando el sol en el parque, frente a mi ventana. Se queda ahí tendido todo el día. Me recuerda que la vida es efímera. 

martes, 13 de diciembre de 2016

El alma, bajo siete llaves

Yo.

El alma, bajo siete llaves. Sácala solo cuando sale el sol. 
El alma, rota en mil pedazos que puedes componer cada día, como un puzzle de cartón.

El alma, rota rota rota; pero nadie ve sus quebrados bordes. Si no la muestras a la luz de la luna y el sol, cuando las personas hablan, los cafés cuelan en las cafeteras de todas las cocinas, y la soledad se acuesta sobre un colchón humano, toma nuestro rostro, somos nosotros ante el espejo, aún cuando no nos miramos.

Nadie puede herirte tanto como quienes te aman. Porque nadie llegará más cerca de tu alma, donde las heridas no sangran pero tampoco cierran. 

lunes, 10 de octubre de 2016

Volver



Volvemos a los lugares porque nos extrañamos a nosotros mismos. Ni los espacios, ni las canciones, ni las conversaciones. Sólo nos interesa ser los que fuimos, los que éramos, los que ya no seremos. 

Volver es imposible.

viernes, 3 de junio de 2016

Sin tiempo


'Pain', 2007.

No, no tengo tiempo nunca, por eso llevo años bloqueada, sin escribir apenas ni un cuento que como boomerang nos dispare las ganas o los sentidos o los instintos; un cuento que despierte tu mente.

No, no tengo tiempo nunca, por eso no he viajado mucho, no conozco el mundo más que por telediarios y vídeos, fotos y anécdotas, pero mi vida es un viaje, incluso sentada en el sofá no me detengo, ahora estoy corriendo junto a ti, tomando el tren a la siguiente oración.

No, no tengo tiempo nunca, por eso no he publicado casi, mis textos envejecen en el ordenador, algunos tienen más años que nuestro amor, amor; tampoco he expuesto mucho ni creado grandes obras,  dibujo en agendas lo que se cruza por mi mente; como un rayo de sol, apenas tengo tiempo para mi imaginación, sólo dedico unas horas a calentar la hoja con alguna emoción.

No, no tengo tiempo nunca, por eso prácticamente no tengo amigos, pasan días y días en que sólo hablamos tú y yo, amor; en que el mundo se vuelve un decorado con coches y nubes, con niños que lloran y ríen, con interrogantes y alarmas, donde nadie nos habla más allá de pedirnos dinero, preguntar una dirección o qué queremos en la panadería o el bar; la soledad era esto de quedarnos sin tiempo, al margen del reloj. 

No, no tengo tiempo nunca, él me tiene a mí. Por ahora.




Madrid, mayo de 2016. Lien C. Lau. My life in (S)pain.




domingo, 28 de febrero de 2016

Un día de verano en invierno

Yo, Deià, Mallorca, 2015. (Foto: L. Placencia)


Los domingos somos como gorriones atrapados en una jaula de oro: nuestra alma. 

Me asomé a la ventana y el verano me habló: me voy, dijo, pero te quise mucho. Por qué te vas, le increpé, pero ya me había dado la espalda; mañana lloverá y todos hablarán de eso.